lunes, 24 de agosto de 2009

EL AÑO SACERDOTAL

EL SANTO CURA DE ARS

Lo central de su vida, como sacerdote, era celebrar la Misa. La Misa era lo más grande para él. Durante sus cuarenta años en Ars, antes de celebrar la misa (de ordinario a las siete de la mañana) se preparaba durante casi una hora de oración... ¿era tan grande lo que iba realizar!:

"Si uno tuviera suficiente fe, vería a Dios escondido en el sacerdote como una luz tras su fanal, como un vino mezclado con el agua.
Hay que mirar al sacerdote, cuando está en el altar o en el púlpito, como si de Dios mismo se tratara".
Jamás se negó, jamás. Se dio siempre a los demás sin interés alguno. 'La señorita Bernard de Fareins, enferma de un cáncer terminal, deseaba antes de morir tener el consuelo de ver por última vez al Cura de Ars, de quien oía contar maravillas. El reverendo Dubouis le escribió cuatro palabras para comunicarle los deseos de la enferma. Era el día del Jueves Santo de 1837, día en el que tenía la costumbre de pasar toda la noche en la iglesia, acompañando a Jesús en el Monumento. Sin haber dormido, partió enseguida para Fareins. Se equivocó en el camino; después de dar vueltas y vueltas, llegó cubierto de barro y muerto de fatiga. No quiso aceptar ni un vaso de agua. Como ya era conocido, la gente del pueblo le abordaba por la calle. Sin la menor impaciencia, atendió amablemente a cada persona, y se volvió a su casa sin darse importancia.
Lo mismo en 1852, con 66 años, el Rdo.Beau (Cura de Jassans y confesor ordinario del cura de Ars durante 13 años), cayó gravemente enfermo: "Mi amigo vino a visitarme. Era por la tarde del día del Corpus, el 11 de junio. Hizo el viaje a pie, con un fuerte calor y después de haber presidido en Ars la procesión del Santísimo Sacramento', contaba agradecido este sacerdote".
Era sacerdote para todos, no sólo para los de su pueblo: sacerdote de Jesucristo para todos los hijos de Dios. Por eso, cuando algunos curas, viejos o enfermos, como los de los pueblos vecinos Villeneuve y Mizerieux, no podían atender bien sus parroquias, espontáneamente su compañero de Ars se ponía a sus órdenes.
Iba de noche a visitar a los enfermos de Rancé, de Saint-Jean-de- Thurigneux, de Savigneuxy, de Ambérieux-en-Dombes. Si le llamaban en domingo, partía enseguida, después de la misa mayor, sin entrar en su casa, y volvía en ayunas al tiempo de vísperas.
No le interesaba más que ser sacerdote: era ese su mayor orgullo. En la última década, el emperador le designó para nombrarle Caballero de la Legión de Honor. El nombramiento apareció en los periódicos. El alcalde, señor des Garets, le comunicó la noticia:
-¿Tiene asignada alguna renta esta cruz?... ¿Me proporcionará dinero para mis pobres? ,preguntó el Santo sin manifestar contento ni sorpresa.
-No. Es solamente una distinción honorífica.
-Pues bien, si en ello nada ganan los pobres, diga usted al Emperador que no la quiero.
Su gran preocupación es inculcar en los cristianos la convicción de que en la tierra estamos de paso, que vale la pena vivir sien-
do avaros del cielo. La tierra es comparable a un puente que nos sirve para cruzar un río; sólo sirve para sostener nuestros pies.
Estamos en este mundo, pero no somos de este mundo, puesto que decimos todos los días: Padre nuestro que estás en los cielos. Hay que esperar nuestra recompensa cuando estemos en nuestra casa, en la casa paterna".
Quiso vivir pobremente, prescindiendo de todo lo posible, para que nada le atase. Y si podía dar, prescindía sin pensárselo dos
veces. Un día, cuando se dirigía al orfanato para explicar el catecismo, se cruzó con un pobre desgraciado que llevaba el calzado destrozado. Inmediatamente, el Cura le dio sus propios zapatos y continuó su camino hacia el orfanato intentando ocultar sus pies descalzos bajo la sotana.
Cuenta Juana-María Chanay: Le envié una mañana un par de zapatos forrados, enteramente nuevos. i Cuál fue mi admiración al verle, por la tarde, con unos zapatos viejos, del todo inservibles! Me había olvidado de quitárselos de su cuarto.
-¿ Ha dado usted los otros ? , le pregunté:
-Tal vez sí, me respondió tranquilamente.
En invierno iban muchos pobres a su casa a pedir: "Qué feliz estoy -decía- de que vengan los pobres! Si no viniesen, tendría que ir yo a buscarlos y no siempre hay tiempo".
Les encendía el fuego de la chimenea, les calentaba, y mientras tanto también aprovechaba para hablarles del Buen Dios, les animaba a que le amasen. Algunos le propusieron hacerse cargo ellos, de los pobres, para quitarle trabajo al Cura; pero los pobres, con quien querían estar era con el Cura. Juan Pertinand, que lo vio, cuenta: Los llamaba 'amigos míos' con una voz tan dulce, que se retiraban muy consolados: ¡Se sentían queridos!
Su cariño a los pobres era muy sobrenatural. Jesús quiso ser pobre, y santificó la pobreza. Por eso le gustaba contar sucesos de la vida de Jesús en los que se presentaba pobre. Contaba con frecuencia aquella anécdota de San Juan de Dios, que al darse cuenta de que los pies del pobre a quien socorría estaban llagados, los besó mientras decía: iEres tú, Señor!; al contar esta anécdota, solía emocionarse.
En la antigua casa parroquial de Ars se conservan, y pueden verse todavía, las disciplinas y el cilicio del Cura de Ars, pero su principal instrumento de mortificación no está ahí. Lo han dejado en la Iglesia, pues era el confesionario. Durante largo tiempo del día permanecía sentado en el confesionario, prisionero de los pecadores. De ahí que sufriese una serie de hernias muy dolorosas.
Comentaba en una ocasión el señor Camilo Monnin: Nunca se sentaba en las visitas. Sin duda que era por deferencia a las personas que recibía, pero también a causa de las hernias que sufría y que había contraído permaneciendo tantas horas sentado en el confesionario.
Si alguien le dijera: Me gustaría ser rico.. ¿Qué hay que hacer? Usted le respondería: Hay que trabajar. Pues para ir al cielo hay que sufrir.
iSufrir! ¿Qué más da? Sólo es un momento. Si pudiésemos pasar ocho días en el cielo, comprenderíamos lo que vale este momento
de sufrimiento aquí en la tierra. Ninguna cruz nos parecería pesada, y ninguna prueba sería amarga.
¡Cuánto amo las pequeñas mortificaciones que nadie ve! : como levantarse un cuarto de hora más pronto, levantarse un momentito para rezar por la noche; pero hay personas que sólo piensan en dormir.
Podemos privarnos de calentarnos; si estamos mal sentados, no buscar colocarnos mejor; si paseamos en el jardín, privarnos de algunas frutas que nos agradarían; al hacer la limpieza en la cocina, no picotear; privarse de mirar algo bonito que atrae la mirada en las calles de las grandes ciudades sobre todo. Cuando vamos por la calle, fijemos la mirada en Nuestro Señor llevando su cruz ante nosotros, en la Santa Virgen que nos mira, en nuestro ángel de la guarda que está a nuestro lado".
A los padres les insistía en que atendiesen el alma de sus hijos, que es lo que más vale de ellos.
"Esa madre que no tiene en la cabeza otra cosa que su hija..., pero que se preocupa mucho más por mirar si lleva bien puesto el sombrero que en preguntarle si ha dado a Dios su corazón. Le dice que no ha de parecer uraña, que tiene que ser amable con todo el mundo, para llegar a entablar amistades y colocarse bien... y la hija se esfuerza en seguida en atraer las miradas de todos".
Así forman a las hijas moviéndolas a que vistan de cualquier manera, poniendo más atención en lo externo suyo que en su interior y cuando visten indecentemente, son instrumentos para perder a las almas. y sólo en el tribunal de Dios se sabrá el número de crímenes que habrá hecho cometer...".
La Santa Virgen está entre su Hijo y nosotros. Aunque seamos pecadores, ella está llena de ternura y de compasión hacia nosotros. El niño que más lágrimas ha costado a su madre es el más querido. ¿No corre una madre siempre hacia el más débil y expuesto? Un médico en un hospital, ¿no presta más atención a los más enfermos?"
El hombre había sido creado para el cielo. El demonio rompió la escalera que conducía a él. Nuestro Señor, por su pasión, ha construido otra para nosotros. La santísimaVirgen está en lo alto de la escalera y la sostiene con sus manos".
María, no me dejes ni un instante, estate siempre a mi lado. Volvamos a ella con confianza, y estaremos seguros de que, por miserables que seamos, ella obtendrá la gracia de nuestra conversión.
María es tan buena que no deja de echar una mirada de compasión al pecador. Siempre está esperando que le invoquemos.
En el corazón de María no hay más que misericordia".


FRASES LAPIDARIAS DEL SANTO CURA DE ARS


* Los buenos cristianos que trabajan en salvar su alma están siempre felices y contentos; gozan por adelantado de la felicidad del
cielo; serán felices toda la eternidad.

*Los malos cristianos que se condenan, siempre se quejan, murmuran, están tristes... y lo estarán toda la eternidad.



*Un buen cristiano, un avaro del cielo, hace poco caso de los bienes de la tierra; sólo piensa en embellecer su alma, en obtener lo que debe contentarle siempre, lo que debe durar siempre.

Ved a los reyes, los emperadores, los grandes de la tierra: son muy ricos; ¿están contentos? Si aman al Buen Dios, sí; si no, no están contentos.

*Me parece que no hay nada que dé tanta pena como los ricos cuando no aman al Buen Dios. Puedes ir de mundo en mundo, de reino en reino, de riqueza en riqueza, de placer en placer; pero no encontrarás tu felicidad.

*La tierra entera no puede contentar a un alma inmortal, como una pizca de harina en la boca no puede saciar a un hambriento".


* Estaba profundamente convencido de que una persona es feliz cuando vive con Dios; y que es infeliz sólo cuando esa persona libremente se ha separado de Dios: porque no conoce lo que Dios dice, porque ha dejado de escucharle y hacerle caso.

*"Hijos míos; ¿por qué somos tan ciegos y tan ignorantes? iPorque no hacemos caso de la palabra de Dios!".

*Pero lo primero para poder hacer caso a Dios es saber qué dice, estar formado: "Con una persona formada hay siempre recursos.

*Una persona que no está formada en su religión es como un enfermo agónico; no conoce ni la grandeza del pecado, ni la belleza del alma, ni el precio de la virtud; se arrastra de pecado en pecado".



* Hay muchos cristianos que no saben por qué estan en el mundo.
-¿Por qué Dios mío, me has puesto en el mundo?
-Para salvarte.
-y ¿por qué quieres salvarme?
-Porque te amo.
iQue bello y grande es conocer, amar y servir a Dios! Es lo único que tenemos que hacer en el mundo. Todo lo demás es tiempo perdido.


* "Hay personas que no aman al Buen Dios, que no le rezan y que prosperan; es mal signo. ¡Han hecho un poco de bien a través de mucho mal! El Buen Dios les da su recompensa en esta vida".

*"Cuando no tenéis el amor de Dios en vosotros, sois muy pobres. Sois como un árbol sin flores y sin frutos".

* Cuando nos abandonamos a nuestras pasiones, entrelazamos espinas alrededor de nuestro corazón.

*El que vive en el pecado toma las costumbres y formas de las bestias. La bestia, que no tiene capacidad de razonar, sólo conoce sus apetitos; del mismo modo, el hombre que se vuelve semejante a las bestias pierde la razón y se deja conducir por los movimientos de su'cadáver' (su cuerpo).

*Un cristiano, creado a la imagen de Dios, redimido por la sangre de un Dios. iUn cristiano... hijo de Dios, hermano de Dios, heredero de Dios! iUn cristiano, objeto de las complacencias de tres Personas divinas! Un cristiano cuyo cuerpo es el templo del Espíritu Santo: he aquí lo que el pecado deshonra!

*El pecado es el verdugo del Buen Dios, el asesino del alma...

*Ofender al Buen Dios, que sólo nos ha hecho bien! Contentar al demonio que tan sólo nos hace mal ! ¡ Qué locura!!!

* Por una blasfemia, por un mal pensamiento, por una botella de vino, por dos minutos de placer i Por dos minutos de placer perder a Dios, tu alma, el cielo... para siempre!

*Hijos míos, si veis a un hombre levantar una gran hoguera, apilar la leña, y le preguntáis
qué es lo que hace, os responderá: Preparo el fuego que debe quemarme. ¿Qué pensaríais si vierais a este mismo hombre aproximarse a la llama de la hoguera y, cuando está encendida, echarse dentro? ¿qué diríais?............

*Al pecar, eso es lo que nosotros hacemos. No es Dios quien nos echa al infierno, somos nosotros por nuestros pecados.

*El condenado
dirá: He perdido a Dios, mi alma y el cielo: y es por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa! ¿Se levantará para volver a caer?.

* ¿Por qué no somos capaces de beneficiarnos más del sacramento de la penitencia? Porque no buscamos todos los secretos de la misericordia del Buen Dios, que no tiene límites en este sacramento.

*Cuando vamos a confesarnos, debemos entender lo que estamos haciendo. Se podría decirque desclavamos a Nuestro Señor de la cruz.

*Algunos se suenan las narices mientras el sacerdote les da la absolución, otros repasan a ver si se han olvidado de decir algún pecado...

*Cuando el sacerdote da la absolución, no hay que pensar más que en una cosa: que la sangre del Buen Dios corre por nuestra alma laván dola y volviéndola bella como era después del bautismo.

*"Qué feliz estoy de que vengan los pobres! Si no viniesen, tendría que ir yo a buscarlos y no siempre hay tiempo".

* Si alguien le dijera: Me gustaría ser rico.. ¿Qué hay que hacer? Usted le respondería: Hay que trabajar. Pues para ir al cielo hay que sufrir.

*iSufrir! ¿Qué más da? Sólo es un momento. Si pudiésemos pasar ocho días en el cielo, comprenderíamos lo que vale este momento de sufrimiento aquí en la tierra. Ninguna cruz nos parecería pesada, y ninguna prueba sería amarga.

* ¡Cuánto amo las pequeñas mortificaciones que nadie ve! : como levantarse un cuarto de hora más pronto, levantarse un momentito para rezar por la noche; pero hay personas que sólo piensan en dormir.

*Podemos privarnos de calentarnos; si estamos mal sentados, no buscar colocarnos mejor; si paseamos en el jardín, privarnos de algunas frutas que nos agradarían; al hacer la limpieza en la cocina, no picotear; privarse de mirar algo bonito que atrae la mirada en las calles de las grandes ciudades sobre todo. Cuando vamos por la calle, fijemos la mirada en Nuestro Señor llevando su cruz ante nosotros, en la Santa Virgen que nos mira, en nuestro ángel de la guarda que está a nuestro lado".

*"Esa madre que no tiene en la cabeza otra cosa que su hija..., pero que se preocupa mucho más por mirar si lleva bien puesto el sombrero que en preguntarle si ha dado a Dios su corazón. Le dice que no ha de parecer uraña, que tiene que ser amable con todo el mundo, para llegar a entablar amistades y colocarse bien... y la hija se esfuerza en seguida en atraer las miradas de todos".

*Así forman a las hijas moviéndolas a que vistan de cualquier manera, poniendo más atención en lo externo suyo que en su interior y cuando visten indecentemente, son instrumentos para perder a las almas. y sólo en el tribunal de Dios se sabrá el número de crímenes que habrá hecho cometer...".

* La Santa Virgen está entre su Hijo y nosotros. Aunque seamos pecadores, ella está llena de ternura y de compasión hacia nosotros. El niño que más lágrimas ha costado a su madre es el más querido. ¿No corre una madre siempre hacia el más débil y expuesto? Un médico en un hospital, ¿no presta más atención a los más enfermos?"

* El hombre había sido creado para el cielo. El demonio rompió la escalera que conducía a él. Nuestro Señor, por su pasión, ha construido otra para nosotros. La santísimaVirgen está en lo alto de la escalera y la sostiene con sus manos".

* María, no me dejes ni un instante, estate siempre a mi lado. Volvamos a ella con confianza, y estaremos seguros de que, por miserables que seamos, ella obtendrá la gracia de nuestra conversión.

*María es tan buena que no deja de echar una mirada de compasión al pecador. Siempre está esperando que le invoquemos.

*En el corazón de María no hay más que misericordia".

jueves, 20 de agosto de 2009

EL EVANGELIO DE MATEO Y LAS PARABOLAS DEL REINO

Por esto, el reino de los cielos es semejante a un hombre rey, que quiso hacer cuentas con sus siervos. Mat. 18, 23.



El reino de los cielos es semejante al hombre que siembra buena simiente en su campo: Mas durmiendo los hombres, vino su enemigo, y sembró cizaña entre el trigo y se fue. Mat 13, 24-30.



El reino de los Cielos es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo quedó leudado. Mat. 13, 33.


El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que al encontrarlo un hombre, lo vuelve a esconder, y de alegría por ello, va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo. Mat. 13, 44.



También el reino de los cielos es semejante al hombre tratante, que busca buenas perlas. Mat. 13, 45.


Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces. Mat. 13:47.


El Reino de los cielos es semejante a un propietario, quesalió a contratar trabajadores para su viña. Mat. 20,1-26.


El reino de los cielos será semejante á diez vírgenes, que tomando sus lámparas, salieron á recibir al esposo. Mat. 25, 1

lunes, 17 de agosto de 2009

¿ES IDOLATRIA EL CULTO CATOLICO?



¿Es idolatría el culto católico?

Procesiones, imágenes, medallas, estampas, etc., ¿culto cristiano o idolatría?
por: Jesús Hernández (http://www.luxdomini.com/eseeselculto.htm).

Una de las mejores formas de identificar a un católico o a un protestante, es observando su actitud con respecto al CULTO RELIGIOSO. La presencia de un cuadro, estampa o medallita con una Cruz, una imagen de la Virgen María o de algún santo, identifican a un católico.

La ausencia de imágenes no identifica de inmediato a un protestante, pero si una persona parece fuertemente opuesta al uso de imágenes, hay mucha probabilidad de que sea protestante.
Cuando fui de misionero a la Mixteca de Oaxaca, uno de los puntos que se nos pidió cuidar, fue llevar un distintivo de nuestra fe católica, para que la gente supiera qué religión predicábamos; yo llevé un crucifijo sobre el pecho, y en mi morral de camino, estampitas con alusión a María, el Niño Jesús y los Sacramentos.

Intentaré dar, pues, algunas opiniones y orientaciones sobre el Culto Católico, apegándome a la doctrina oficial de la Iglesia Católica, y pretendiendo explicar lo que yo entiendo de su postura en cuanto al culto religioso. Cualquier falla en mi explicación, cualquier cosa que se aparte de la ortodoxia apostólica, la rechazo ipso facto, sometiéndome a la guía del Espíritu Santo, canalizada por las enseñanzas de la Iglesia y del Santo Padre el Papa, ahora S.S. Benedicto XVI.

¿Qué es el culto?

El concepto en general de culto, sin detallar mucho, es una actitud conductual de mantener a una cosa, objeto o persona, en un grado más alto al que tenemos los dadores del culto.
El hecho de “dar culto”, significa que consideramos al receptor del culto por encima de nosotros en ciertos aspectos, y digno de recibir honra, admiración y devoción popular.

¿Cómo es el Culto Católico?

Los católicos tenemos cinco tipos de culto:
1.– LATRIA ABSOLUTA: Es el culto dado solamente a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
2.– LATRÍA RELATIVA: Es el culto dado a imágenes y/o reliquias de Dios (Padre, Hijo, Espíritu Santo, Santísima Trinidad y Especies de la Eucaristía)
3.– HIPERDULÍA: Es el culto a la Santísima Virgen María.
4.– DULÍA ABSOLUTA: Es el culto reservado a los ángeles y a los santos.
5.– DULÍA RELATIVA: Es el culto a las imágenes y a las reliquias de santos.

Cuando uno trata estos temas con sectarios, con evangélicos, o con etcéteras, se topa con una inquietante cuestión: la idolatría.

¿Qué es la Idolatría?

Sin meternos en cuestiones etimológicas, podemos saber qué es exactamente la idolatría: Es el culto de LATRIA que damos a alguien (o algo) que no es Dios. Como sabemos que el culto de LATRIA está reservado únicamente a Dios, si damos dicho culto látrico a otro y otra que no sea Dios, estamos cometiendo el pecado de idolatría.
La idolatría es un pecado grave, pues implica NEGAR el carácter único de Dios, para atribuírselo a personas o cosas creadas: Es comparar a la Creatura con el Creador, comparación inaceptable bajo cualquier concepto.

Dios condena la idolatría en numerosos pasajes de la escritura: Deuteronomio 13, 2-19; Números 25, 1-5; Éxodo 20, 3-5; 1Reyes 16, 32-33; Jueces 2, 11-15; Jueces 10, 6-7; 1Juan 5, 21; Apocalipsis 13, 4-9, etc.

¿Hay idolatría en la Iglesia Católica?

Seamos honestos, y respondamos honradamente a la pregunta: En la doctrina oficial de la Iglesia Católica no hay enseñanzas idolátricas, es decir, no hay a nivel doctrinal idolatría ninguna; la Iglesia hace énfasis en las distinciones de culto:
Numerales del Catecismo de la Iglesia Católica:
Desviaciones de culto (2111, 2113, 2581)
Adoración a Dios (347, 1121, 1123, 2083, 2135)
Culto a María (971)
Culto a las imágenes (2131, 2132, 2141)
Culto a los santos (61, 956, 957, 2683)

Existen cantos y oraciones católicas que aparentemente contienen idolatría; sin embargo no son más que una expresión de devoción, porque la idolatría no está en las simples palabras, está en la actitud.
Por ejemplo, imaginemos que en un templo católico está expuesto el Santísimo (El mismo Cristo), y a los lados del templo hay una imagen de un San Antonio de Padua.
Ahora imaginemos que llega un católico, y en vez de arrodillarse ante el Santísimo, y en vez de adorar a Cristo, pasa de largo, va derecho al santito, e inclina su cabeza y le da un beso con los dedos, reza devotamente al santo durante diez minutos, luego se persina y se va… ¡Sin voltear a ver al Santísimo!
¡Eso SI es Idolatría!
Es importante que los fieles católicos no caigan en dichas actitudes, porque precisamente esto es lo que motiva la crítica de las sectas, y hacen bien, porque debemos demostrar con nuestra actitud, que no somos idólatras, y así matamos dos pájaros de un tiro:
1: Agradamos a Dios, quien prohibe la idolatría
2: Les quitamos a las sectas una carta de la mano, que usan ahora para acusar de idólatras a los católicos.

Invitación: A todos los fieles católicos que lean esto, los invito a que cuando recen al momento de bendecir los alimentos, ya sea desayuno, comida o cena, invoquen al Señor Jesucristo; cuando pasen frente a una Iglesia, no dejen de hacer la Señal de la Cruz, a la vez que invoquen a Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo, cuando entren a un templo católico, antes de visitar al santo de su devoción, se inclinen ante el altar, recen un Padre Nuestro, y den gracias a Dios porque les permita vivir un día más, al momento de acostarse, recénle a Él primero, y después si gustan pueden hacer una oración a María, o a algún santo.

En los días patronales de algún Santo, no olviden asistir a Misa, aparte de la fiesta, y dedicar a Dios la alegría de ese día, aunado al recuerdo del santo patrón, aparte de leer vidas de santos, advocaciones de María, lean la Sagrada Biblia, en especial los Cuatro Evangelios, Palabra de Dios y doctrina cristiana por excelencia. Recen el Rosario, pero tengan bien presentes los Padres Nuestros del principio de cada misterio, y hagan énfasis, en su corazón, en las palabras del Ave María: ruega por nosotros, y en las posteriores letanías lauretanas: Reina de los Ángeles, ruega por nosotros, Arca de la Alianza, ruega por nosotros, Estrella de la mañana, ruega por nosotros. Y al pronunciar estas palabras, recuerden que es a DIOS, a quien le va a rogar la Virgen María por nosotros.

En pocas palabras, el fiel católico debe tener presente a Dios primero, siguiendo el primer mandamiento, y luego a María y a los santos, porque Dios es el Alfa y el Omega, el primero y el último (Apocalipsis 22, 13)

¿Por qué hacer la Señal de la Cruz
al pasar frente a un Templo?

El Civismo nos manda saludar a la bandera colocando nuestra mano empalmada sobre el pecho, y los militares lo hacen sobre la frente. Al hacer el juramento a la bandera extendemos el brazo, y para cantar el Himno Nacional nos ponemos de pie. -al menos, así es en México-

Del mismo modo, al pasar frente a un templo, recordamos que ahí está Cristo, es un templo suyo, para Él, y donde viene Él en cada Misa, y ahí están en el altar y las imágenes que lo representan y nos recuerdan su presencia continua en el mundo (Mateo 28, 20), es un lugar sagrado, y por lo tanto, igual le hacemos el saludo, tanto frente a las Iglesias como en los nichos donde se suelen colocar imágenes de la Virgen, de Santos, o Cruces, cruces en el camino, cruces en la cima de las montañas, ¡Vemos las manifestaciones de la fe cristiana en todas partes!, y por lo tanto, las saludamos con respeto, dedicando el honor del saludo a Dios nuestro Señor.

Del mismo modo en que al saludar a la bandera dedicamos el honor a la Patria, y no a la telita en sí de que está hecha la bandera, del mismo modo, al saludar a una Cruz, un templo, una imagen, dedicamos el saludo a Dios, no a la piedra del templo, al metal de la cruz o al barro de la imagen.

Reflexionemos ahora sobre los tipos del culto católico, las diferencias en cuanto a concepto, las diferencias en cuanto a la actitud personal, y las bases bíblico-patrísticas de cada culto.

Concepto del culto de Latría

El culto de Latría está reservado única y exclusivamente a Dios, es decir, rendimos Latría a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo, esto incluye el culto de Latría a la hostia consagrada, porque es el mismo Cristo, bajo las especies de Pan y Vino en la Sagrada Eucaristía.
La palabra simple que distingue al culto de Latría, es la palabra Adoración.

Dicha Adoración, conceptualmente incluye:
1.– Reconocer a Dios como único Dios
2.– Reconocer a Dios como único Salvador
3.– Reconocer a Dios como único Redentor, en la persona de Cristo
4.– Reconocer a Dios como único Infinito
5.– Reconocer a Dios como único Perfecto
6.– Reconocer a Dios como Camino, Verdad y Vida
7.– Reconocer a Dios como único Omnisciente
8.– Reconocer a Dios como lo más grande que ha sido, que es y que será
9.– Reconocer a Dios como único Omnipresente
10.– Reconocer a Dios como La fuente de Amor, Paz y Bondad
11.– Reconocer a Dios como el único a quien debemos amor por encima de todas las cosas
12.– Reconocer a Dios como el único que merece una sumisión absoluta y total de Pensamiento, Palabra y Obra
13.– Reconocer que todo poder existente, tiene su origen en Dios, y que sin Él no hay nada
14.- Diré, finalmente, que Dios debe ser para nosotros lo que fue para los antiguos aztecas, Ipalnemohuani, Tloque Nahuaque, Teyocoyani e Ilhuicahua, esto es: "Aquel por Quien vivimos", "Señor que está cerca de todo", "Creador de las personas" y "Dueño de los cielos y de la tierra".

A la respuesta de qué es el culto de latría, la respuesta es: Es el culto de Adoración debido única y exclusivamente al Dios Trinitario en quien creemos.

¿Qué actitud identifica al culto de Latría?

Según lo que reconocemos sobre Dios, debemos obrar en consecuencia.
Ya mencionamos antes que debemos tomar en cuenta que al ser el primero y el último, debemos fijarnos en Dios antes que en todo lo demás. Debemos nombrar a Dios primero que a nadie, en la Misa se saluda en nombre de Dios, y luego se hacen alusiones a María y a la comunión de los santos. Si tenemos que celebrar un onomástico, un cumpleaños, una graduación, pensar antes que nada en darle gracias a Dios y ofrecerle la satisfacción y dicha de nuestra celebración. Cuando oremos, poner a Dios en primer lugar, no es malo hacer procesiones por la Virgen o por un santo, pero antes y después debemos tener presente a Cristo y pedirle bendiga nuestro festejo.
Una buena costumbre es persinarnos o santiguarnos frecuentemente, pero teniendo conciencia de lo que significa, para lo cual es bueno repetir en un susurro la fórmula: “En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, AMÉN”. Cuando asistamos a un Rosario, o a una Misa Patronal, siempre persinarnos primero y tener en mente a Cristo antes que a nadie, en pocas palabras, ponerlo al principio de la fila, para obedecer lo que Él dijo sobre sí mismo: “Yo soy el primero y el último”.

Después de un accidente o susto grave, y ya recuperados, agradecer primero a Dios, y después a la Virgen o al santo bajo cuya devoción le pedimos intercediera ante Dios por nosotros. En pocas palabras, agradecer primero al Señor, y luego al mensajero intercesor, como en un intento fallido de robo se agradece primero al policía, y luego a quien llamó al policía.
Sólo poniendo a Dios antes que nadie en nuestras vidas, estaremos cumpliendo el primer mandamiento: “Amarás a Dios por sobre todas las cosas”; según el cual podemos amar a otras personas, otras cosas, otros ideales, pero Dios debe estar por encima de todo esto.

La Latría en la Biblia y la Tradición

El Padre (Yahvé), reclama Adoración en Éxodo 7, 8 y 9 en general, observemos que antes de cada plaga, Dios mandaba a Moisés a que conminara al Faraón a dejar salir al pueblo (de Israel), a rendirle culto a Él. Evidentemente es el Padre quien reclama adoración en Lucas 4, 8, en Deuteronomio 12, 4-31, y en general, en todos los casos del libro de los Jueces, donde Yahvé castiga a los israelitas justamente por el pecado de idolatría.

El Hijo (Cristo) aceptó las adoraciones que se le hacían en Mateo 28, 9 y 17, en Juan 5, 23, reclama para sí una Adoración Látrica, debida a Dios, en señal de que por Su Divinidad la merece: “Para que todos honren al Hijo como honran al Padre”, San Pablo lo refuerza en Filipenses 2, 10: “Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble, en los cielos, en la tierra y en los abismos”, y en Hebreos 1, 6.

Al Espíritu Santo no se le adora directamente en la Biblia, precisamente porque no habla ni toma cuerpo, como el Padre, que habla, y Cristo, que se hace cuerpo, pero desde el momento en que es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, merece la misma adoración que el Padre y el Hijo, por sus dotes divinas.

En el Martyrium Policarpi (156), se hace precisamente distinción entre la Adoración (a Cristo=Dios), y la veneración debida a los mártires, y especifica que se trata de cultos diferentes. Los apolinaristas sostuvieron que adorar a Cristo sería sarcolatría (adoración de la carne), y antropolatría (adoración del hombre), pero los Santos Padres especifican que la carne está inseparablemente unida al Logos Divino, y por eso se le tributa la adoración, del mismo modo que se atribuye reverencia al vestido de un rey por el rey que se viste con él.

¿Qué es la Latría Relativa?

Se le llama así al culto tributado a las imágenes y reliquias de Cristo como el sudario de Turín, y es un culto que incluye cuidado de la imagen o reliquia, respeto y devoción en cuanto a mantenerla segura, protegida, y exponerla al culto popular. La imagen o reliquia no merece el culto por sí misma, y por eso el culto es relativo. Merece el culto por Cristo, quien sí merece y recibe culto absoluto.

Concepto del culto de Dulía

El culto de Dulía (Absoluta) está reservado a los ángeles y a los santos, es decir, rendimos culto de Dulía a los ángeles, arcángeles, querubines, serafines, etc., a los santos canonizados por la Iglesia, entre ellos los Apóstoles, Papas, Reyes, a los beatos, beatificados oficialmente por la Iglesia, y si bien existe un culto de Dulía privado (a personas que conocimos y que nos fueron muy queridas), el culto oficial es el público, a todos los que la Iglesia reconoce formalmente como santos y beatos, en ambos géneros.
La palabra simple que distingue el culto (absoluto y relativo) de Dulía, es Veneración.

Dicha Veneración conceptualmente incluye:
1.– Respeto profundo
2.– Considerar al santo como una persona de grandes cualidades humanas
3.– Considerar al santo como buen seguidor y amigo de Dios
4.– Amarlos, (obviamente sin confrontar el primer mandamiento)
5.– Pedirles intercedan ante Dios por nosotros
6.– Creer en la buena disposición de los santos hacia nosotros, y hacia las almas del santo purgatorio (comunión de los santos)
7.– Deseo de seguir el ejemplo del santo, imitar sus cualidades y procurar hacernos santos como él/ella
8.– Festejar en una fecha determinada a un santo o santa, como expresión de honor y honra hacia ellos por ser héroes de la fe
9.– Saludar las imágenes de los santos, como signo de devoción y para vivificar la comunión de los santos

A la respuesta de qué es el culto de Dulía, respondemos: Es el culto de Veneración debido a los ángeles y a los santos, héroes y paladines de la fe cristiana.

¿Qué actitud identifica al culto de Dulía?

El culto de Dulía a los santos, a diferencia del culto látrico, no es obligatorio en la práctica, sólo es obligatorio en la doctrina. En otras palabras, un católico no está obligado a venerar a los santos, pero sí está obligado a reconocer como válida la veneración a los mismos.

La actitud consiste en tener a un santo o santa, o varios, de nuestra devoción, es decir, “el santo de nuestra devoción”, como popularmente se le llama; y consiste en pedir específicamente a ese santo interceda ante Dios por nosotros, hacernos especialmente amigos de dicho santo, admirarlo y seguir su ejemplo, poniendo en práctica virtudes como la obediencia, la paciencia, la piedad, el estudio, que vimos en aquel santo o santa.

Saber, en el mundo y en nuestra travesía por él, que tenemos amigos y hermanos que ruegan a Dios por nosotros (lo que llamamos La Comunión de los Santos), y unen sus súplicas a las nuestras, para mayor honra y gloria de Dios.

La Dulía en la Biblia y la Tradición

La Biblia, al ser anterior a la existencia de santos cristianos, no menciona específicamente culto a humanos, sin embargo, sí da testimonio del culto dado específicamente a los ángeles, y de la intercesión de los amigos de Dios ya muertos.

En Josué 5, 14, aparece Josué “adorando” al “jefe del ejército de Yahvé”, es decir, adorando a un ángel, es evidente que el culto, al no ser reprobado por el mismo ángel, era veneración en la actitud, porque de lo contrario, el propio ángel hubiera reprendido a Josué. En una ocasión, un ángel reprendió a San Juan Evangelista, quien quiso adorarlo, y le explicó que sólo a Dios se debe de adorar (Apocalipsis 22, 8-9). En Daniel 8, 17; el profeta se inclina ante un ángel, y este no lo reprende por esto (porque la actitud era venerar, no adorar). En Tobías 12, 16; Tobías y su padre se postran ante el arcángel Rafael, y éste no los reprende, sólo los tranquiliza, esto denota que la actitud de Tobías y su padre no fue de adoración, sino de veneración. Cuando se es algo ignorante en la fe, se siente una sola actitud de adoración al postrarse de rodillas, es por eso que San Pedro se opone a dicha adoración por parte del centurión Cornelio (Hechos 10, 26)

La veneración a los ángeles se debe por sus privilegios de ver a Dios en persona, y puesto que los santos también ven a Dios cara a cara (1Juan 3, 2; Colosenses 3, 4), merecen también dicha veneración.

Los primeros cristianos veneraban como santos a los mártires, muchos de ellos canonizados oficialmente después.

El testimonio más antiguo del culto a los santos está en el Martyrium Polycarpi, (hacia el 156), donde el autor dice: “A este (Cristo), lo adoramos por ser el Hijo de Dios; y a los mártires los amamos con razón como discípulos e imitadores del Señor, por su adhesión eximia a su rey y maestro”.
Testimonios de la celebración del aniversario del mártir, lo dan Tertuliano (De corona mil.3), y San Cipriano (Ep. 39, 3), y hacen énfasis en que en el aniversario de la muerte del mártir se celebraba el sacrificio eucarístico.

San Jerónimo defiende contra Vigilancio el culto e invocación a los santos (Ep. 109, 1 y Contra Vigil. 6); San Agustín refuta las objecciones de idolatría, proponiendo como fin de dicho culto el imitar el ejemplo de los mártires, aprovecharse de sus méritos y valerse de su intercesión (Contra Faustum XX 21).

San Hipólito de Roma se dirige a los tres compañeros de Daniel diciendo: “Os suplico que os acordéis de mí, para que también yo consiga con vosotros la suerte del martirio” (In Dan. II 30), Orígenes enseña que “a los que oran como conviene, no sólo les acompaña en su oración el Sumo Sacerdote (Jesucristo), sino también los ángeles, y las almas de los que durmieron en el Señor”, se basa en 2MAcabeos 11, 15-16 para probarlo (De orat. II; cif. Exhort. Ad mart.20 y 38; In lib. Iesu Nave hom. 16, 5; In Num.hom.26); cf. San Cipriano, Ep 60, 5. En las inscripciones sepulcrales paleocristianas se invoca a menudo a los mártires y a otros fieles difuntos que se suponía en la gloria, para que intercedan por los vivos y por los difuntos (almas del santo purgatorio).

La intercesión de los que ya murieron

Aquí sí vamos a detenernos a reflexionar un poco. Los no-católicos atacan la doctrina de intercesión de los santos, reconociendo la intercesión de los vivos, quienes ruegan ante Dios por otros, pero sí impugnan la intercesión de quienes ya no están vivos, e impugnan los pasajes bíblicos que sostienen la Comunión de los Santos, porque dichos muertos “estaban muertos”, hasta ser reconciliados con Dios por la Pasión de Cristo.

Al respecto se necesita citar a la Biblia, demos algunos textos: En Lucas 9, 30, se ve a Moisés y Elías conversando con Jesús, y resulta que este episodio; la Transfiguración, es anterior a la Pasión de Cristo. Por lo tanto, Moisés y Elías no estaban muertos, sino que sus almas ya estaban en un estado que la Iglesia admite como inferior al cielo, llamándolo “seno de Abraham”, lugar al que fueron los justos antes de la Redeción Consumada en la Cruz.

Esto lo asegura el mismo Dios en Jeremías 15, 1, donde Dios habla de castigar a los malvados, y menciona que “aunque se le pusieran por delante Moisés y Samuel”, no tendría piedad de ese pueblo. Es decir, queda claro que Moisés (intercesor en Éxodo 32, 11), y Samuel (intercesor según Salmo 99, 6 y 1Samuel 12, 18-19), tenían la posibilidad de interceder ante Dios en tiempos de Jeremías y en un futuro, puesto que el libro es profético.

Pero dejándonos de “posibilidades”, hay aparte episodios donde realmente se da la intercesión de los santos:
En 2Macabeos 15, 11-16, vemos como Judas Macabeo tiene un sueño “digno de toda fe”, donde se ve al sacerdote Ozías y al profeta Jeremías, ya muertos, intercediendo ante Dios por los judíos, y la intercesión de los ángeles y los santos la respaldan Tobías 12, 12 y Apocalipsis 5, 8; y 8, 3. Dicha intercesión por nosotros demuestra que es lícito invocarlos.

Concepto del culto de Hiperdulía

El culto de Hiperdulía es el culto especial que se tributa a la Santísima Virgen María, y básicamente la definición conceptual es la misma que la del culto de Dulía Absoluta. Sin embargo, se diferencia en que a la Virgen debemos amarla más, respetarla más, y confiar más en ella por su especial gracia ante Dios, en pocas palabras, la Hiperdulía no es mas que Dulía “en mayor grado”.

Las palabras simples que identifican el culto de Hiperdulía son Veneración Especial.

Dicha Veneración Especial, superior a la Dulía, tiene razón de ser por las creencias católicas sobre la Virgen María, tales como son:
1.– El ser Madre de Dios (esto le da mayor preeminencia que cualquier santo o santa)
2.– El haber sido concebida sin pecado original (le da una pureza mayor a la de cualquier otra criatura de Dios)
3.– Haber sido Virgen toda su vida (Mayor pureza merece mayor honra y respeto)
4.– Haber sido asunta al cielo en cuerpo y alma (Este especial privilegio proviene de lo que se llama Plena Redención, como glorificación del cuerpo y el alma)

¿Qué actitud identifica al culto de Hiperdulía?

Bueno, al igual que en el caso de los santos, respetándola y amándola en nuestras obras, palabras y pensamientos, debemos pedirle con mucha fe que interceda ante Dios por nosotros, recemos el Rosario, esa hermosa oración mariana que vivifica la comunión de los santos, y por ende la de María con nosotros, como nuestra Madre amorosa.

A María se le cantan las mañanitas, se le da el pésame en el Viernes Santo, se le rezan el Rosario, el Salve y el Angelus, recordando que por ella vino nuestro Salvador Jesucristo, y por esto no es malo (como enseñan los protestantes), tenerla en alta estima y venerarla y honrarla, como honramos cada uno a nuestra madre terrenal.

Por ejemplo, ya vimos que hay que poner a Dios en primer lugar, y no estaría mal poner a María en segundo lugar, en la fila, en nuestras creencias y corazones, porque ella nos ama y ruega por nosotros, ¡Viva María!

La Hiperdulía en la Biblia y la Tradición

El culto de veneración a María lo enseña el ángel Gabriel en Lucas 1, 28: “Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo”, del mismo modo que lo confirma Santa Isabel (Lucas 1, 42-43): “Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre, ¿y de dónde a mí viene a verme la madre de mi Señor?”.

María profetizó que se le daría culto en Lucas 1, 48: “Porque a puesto los ojos en la pequeñez de su esclava, por eso desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones”, e igualmente, una mujer del pueblo empezó con el cumplimiento de esta profecía, en Lucas 11, 27: “Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron” (texto impugnado debido a las posteriores palabras de Cristo: "dichosos más bien los que oyen la palabra de Dios y la guardan"). Tiene sus puntos débiles, pues Cristo nunca niega la bienaventuranza de María -proclamada por Sta. Isabel llena del Espíritu Santo-, pero su respuesta evita la desviación del tema, es más necesario aprender a seguir la Palabra de Dios que venerar a María.

En los tres primeros siglos de la religión cristiana, el culto a María estaba íntimamente unido al de Cristo, en alusiones a la Sagrada Familia, principalmente. En el Siglo IV los himnos de San Efrén son himnos de alabanza a María, San Gregorio Nacianceno da testimonio de la invocación a María cuando la virgen cristiana Justina “imploró a María que la ayudase en el peligro que corría su virginidad” (Or. 24, 11). San Epifanio (403), enseña contra la secta coliridiana, quienes idolatraban a María: “A María hay que venerarla. Mientras al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo se les debe tributar adoración, a María no hay que adorarla” (Haer. 79, 7). San Ambrosio y San Jerónimo ponen a María como modelo de virginidad e invitan a imitarla (veneración) (Ambr, De virginibus II, 2, 6-17, Jerónimo en Ep. 22, 38; 107, 7)

Tomó auge en la Cristiandad el culto a María por ser solemnemente reconocida en el concilio de Éfeso (431), la maternidad divina de María que defendiera San Cirilo de Alejandría. En lo sucesivo se ensalzó a María en sermones y en himnos; se levantaron iglesias, y se introdujeron festividades en su honor, la Anunciación, la Purificación, la Asunción y el Nacimiento de María. El pleno desarrollo del culto mariano llegó en la Edad Media, hasta ser impugnado por los reformadores.

Concepto del culto de Dulía Relativa

El culto de Dulía Relativa está reservado a las sagradas imágenes y reliquias religiosas, es decir, representaciones pictóricas de Dios, de la Virgen, de los ángeles y los santos, a las reliquias, principalmente de los santos, como cuerpos incorruptos, ropas, cabellos, objetos personales, o reliquias de Cristo, como el famoso Sudario de Turín.
La palabra simple que identifica el culto de Dulía Relativa es Veneración.

Dicha Veneración, conceptualmente incluye:
1.– Cuidado especial de la imagen o reliquia, no permitir que se maltrate, guardarla en un lugar seguro.
2.– En el caso de las imágenes, restaurarlas si se van deteriorando, para conservarlas mejor.
3.– Exposición pública, esto es opcional, sobre todo para los templos o capillas que tienen la advocación de algún santo o santa.
4.– Saludos por parte de los fieles, ya sea persinándose o besando la imagen o reliquia, dedicando el honor de dicho saludo al santo, y dedicando la feliz comunión de los santos para gloria de Dios.
5.– Utilización de la imagen como representación de dicho paladín de la fe
6.– Respeto a las reliquias, por cuyo medio material se han valido santos para interceder ante Dios y lograr así un milagro.
7.– Utilizar imágenes y reliquias como apoyo psicológico secundario, para reforzar la devoción y sentir una presencia más personal por parte del santo o santa.

¿Qué actitud identifica al culto de Dulía Relativa?

Según los puntos antes mencionados, debemos cuidar y estimar a las imágenes y reliquias; al rendirles un culto simplemente respetuoso, y además relativo, podemos inclinarnos ante las imágenes, pero teniendo en mente que a quien veneramos finalmente no es a la imagen, sino al santo representado por la misma. Podemos besar las imágenes y las reliquias, dedicando nuestra actitud al santo, representado ya sea en reliquia o en imagen.

La Dulía Relativa en la Biblia y la Tradición

Antiguamente, el culto a las imágenes era pagano y látrico, y por lo tanto, era realmente idolatría, de modo que Yahvé condenó dicho culto idolátrico a las imágenes en Éxodo 20, 4; pero por otro lado, aprueba la construcción y culto normal (dulía), a imágenes en Éxodo 25, 18, donde se menciona que en el Arca de la Alianza se construyeron dos querubines de oro. En Números 21, 8; vemos como Yahvé manda a Moisés fabricar una serpiente de bronce, para que, viéndola, se curaran quienes eran mordidos por víboras.

En 1Reyes 6, 23-30 y 1Reyes 7, 23-26, vemos como el Rey Salomón, construyendo su templo, erige imágenes, sin violar el mandamiento dado en el Decálogo del Éxodo.

La Biblia no enseña culto como tal, hacia las reliquias, pero sí enseña la importancia de las mismas y su valor religioso. Los israelitas, durante el éxodo de Egipto, se llevaron consigo los huesos de José (Éxodo 13, 19); Eliseo obró un milagro usando el manto de Elías (2Reyes 2, 13); un muerto resucitó al entrar en contacto físico con los huesos de Eliseo (2Reyes 33, 21); en Hechos 19, 11-12, dice que Dios obraba milagros no comunes por medio de Pablo, cuyos mandiles y pañuelos usaban los cristianos de Efeso para alejar las enfermedades y los malos espíritus.

El culto cristiano sólo reconoció la veneración a las imágenes una vez vencido el paganismo gentilicio, antes de esto, los primeros cristianos daban un uso didáctico a las imágenes, la veneración en sí, con velas, incienso y reverencias, se desarrolló en las iglesias griegas desde el siglo V al siglo VII. Los iconoclastas de los dos siglos posteriores lo consideraron como un retorno al paganismo, pero contra ellos defienden San Juan Damasceno (749), los patriarcas de Constantinopla Germán (733) y Nicéforo (829), y el abad Teodoro de Estudión (826); todos ellos insisten en el carácter relativo del culto y hacen notar el valor pedagógico de las imágenes sagradas.

El alto aprecio que sentían los cristianos primitivos hacia los mártires, trajo consigo la veneración a las reliquias de los mismos. El Martyrium Polycarpi refiere que los cristianos de Esmirna “recogieron los huesos del obispo mártir, más valiosos que las piedras preciosas y más estimables que el oro, y los depositaron en un lugar conveniente” (18, 2), el autor menciona que allí se reunirán en el natalicio del martirio. San Jerónimo defiende contra Vigilancio el culto las reliquias, nuevamente sale a considerar las diferencias entre cultos de latría y de dulía, e identifica como relativo el culto dado a las reliquias. (Ep. 109, I; C. Vigil. 4 s) Teodoreto de Ciro (Graec. Affect. Curatio 8); San Juan Damasceno, De fide orth. IV 15; S.th. III 25, 6)

Como cristianos, es nuestro deber Amar a Dios por encima de todas las cosas, y limitar cada culto a lo que corresponde; es cierto que se llegan a dar excesos en cuanto al culto, aunque se requiere de manifiesta confesión para saber si una persona está "idolatrando" o simplemente venerando.

Quien pretenda "decidir" que los católicos "adoran imágenes"... requeriría de un estudio de todos "los católicos" que vayan implicados en su acusación.

Y tampoco se requiere mucha Psicología para entender que puede haber grados distintos de Amor, de Respeto y de Culto: No estamos obligados a decidir entre la Idolatría o la Indiferencia.


Sea para Gloria de Dios

viernes, 14 de agosto de 2009

¿Cuál es...
el día más bello?..................................Hoy
la cosa más fácil?................................Equivocase
el obstáculo más grande?....................El miedo
la raíz de todos los males?...................El egoísmo
la distracción más bella?.....................El trabajo
el error más grande?...........................Abandonarse
la peor derrota?..................................El desaliento
los mejores profesores........................Los niños
la primera necesidad..........................Comunicarse
la cualidad que hace más fácil...........Ser útil a los demás
el misterio más grande.......................La muerte
el peor defecto....................................El mal humor
la persona más peligrosa....................La mentirosa
el regalo más bello..............................El perdón
lo más imprescindible..........................El hogar
la ruta más rápida...............................El camino correcto
la sensación más grata........................La paz interior
el mejor remedio..................................El optimismo
la mejor satisfacción...........................El deber cumplido
la persona más necesaria....................Los padres
la cosa más bella.................................El amor
el sentimiento más ruin.......................El rencor
la cosa más grande del mundo............Dios
la cosa más poderosa del mundo.........Dios
la cosa más potente del mundo............La fe
lo que nunca debes perder....................La esperanza
lo que se multiplica dándolo.................El amor

"Una vejez feliz es el fruto de una juventud organizada"

jueves, 13 de agosto de 2009

LOS PECADOS CAPITALES -- LA IRA

La Ira.

“Appetitus inordinatus vindictae” es decir, un “apetito desordenado de venganza”. “Que se excita –continua la definición latina en nosotros por alguna ofensa real o supuesta.

Requiérase, por consiguiente, para que la ira sea pecado, que el apetito de venganza sea desordenado, es decir, contrario a la razón. Si no entraña este desorden no será imputado como pecado”.

De esto ultimo se desprende que habría una ira “buena y laudable” si no excede los límites de una prudente moderación y tiene como fin suprimir el mal y reestablecer un bien.

“El apetito de venganza es desordenado o contrario a la razón, y por consiguiente la ira es pecado, cuando
· se desea el castigo al que no lo merece,
· o si se le desea mayor al merecido,
· o que se le infrinja sin observar el orden legítimo,
· o sin proponerse el fin debido que es la conservación de la justicia y la corrección del culpable.

Hay también pecado en la aplicación de la venganza, aunque esta sea legítima, cuando uno se deja dominar por ciertos movimientos inmoderados de la pasión.

De esta manera la ira se convierte en pecado gravísimo porque vulnera la caridad y la justicia.

Son hijos de la Ira:
· el maquiavelismo (astucia, deslealtad, ingenuidad),
· el clamor (suplica, grito, queja, gemidos, lloriqueos, etc.),
· la indignación (rabia, cólera, irritación, furia, violencia, etc.),
· la contumelia (injuria, ofensa, insulto agravio, barbaridad),
· la blasfemia (reniego, maldición, juramento, etc.) y
· la riña”.

De la definición anterior se desprende que la ira es el uso de una fuerza directa o verbal que transgrede los límites de la legitima restitución de un bien ofendido.

La violencia, entendida como el uso de la fuerza, si es desmedida, es claramente una anulación del otro. En el asesinato, por ejemplo, que no corresponde a la legítima defensa, se pretende evidentemente la nadificación del otro.

En el leguaje, mediante la ofensa o el improperio, encontramos también el deseo de perjuicio e incluso de nulidad del otro.

Es importante hacer notar que el uso de la fuerza en contra del prójimo no siempre es un mal moral.

Debe ser entendida como un mal menor si el fin por el cual se realiza no es sólo la anulación del otro sino que persigue fines legítimos como la conservación de la vida propia o de terceros.

Tal es el caso de la “guerra legítima” que procura evitar la propia muerte o la privación de la legítima libertad a mano de un invasor, la legítima defensa. El uso de la fuerza se justifica también cuando se procura, con esto, el bien del otro, evitando de esta manera un daño mayor que el dolor que se infringe.

La ira se convierte en pecado gravísimo cuando nuestro instinto de destrucción sobrepasa toda moderación racional y, desbordando todo límite dictado por una justa sentencia, se desea sólo la inexistencia del prójimo.

Adicción a la Ira

La adicción a la ira tiene mucha relación con la adicción al alcohol y a las drogas. Una persona que no puede controlar su ira es adicta a la ira. Igual que el que está tomando, no puede controlarse. Ningún adicto a la ira quiere admitir esa adicción.

Frases de la Ira
1. La ira, si no es refrenada, es frecuentemente más dañina para nosotros que la injuria que la provoca (Séneca)
2. El éxito y el fracaso depende de la sabiduría y la inteligencia, que nunca pueden funcionar apropiadamente bajo la influencia de la ira (Dalai Lama)
3. El medio para hacer cambiar de opinión es el afecto, no la ira (Dalai Lama).
4. Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo (Aristóteles).
5. El que airado procura hacer daño, no se guarda del que le puede suceder (Séneca).
6. En ninguno es la ira más peligrosa que en el que a otros castiga (Séneca).
7. No os entreguéis por demasiado a la ira; una ira prolongada engendra odio (Ovidio).

miércoles, 12 de agosto de 2009

SER AMIGOS DE JESUS

Ser amigo de Jesús
No hay nada en el mundo más importante que ser amigos de Jesús, nada puede compararse a esto, pues nadie como él está siempre contigo, te acompaña a donde quiera que vayas, te protege, está al tanto de todos tus problemas, necesidades y, si tu confías en él, no te defrauda en tus peticiones. Si tú, en tu relación de amistad con Jesús, eres infiel, él, en cambio, permanece fiel.
Él no es tan exigente como muchas veces creemos, y no quiero decir que él no nos exija, sí, nos exige, pero nos exige amor, confianza, fe, esperanza y todo por el bien nuestro. Nos exige también que amemos a nuestros hermanos como a nosotros mismos, sin importar quién, cómo, de dónde sea.
Dios es una persona que, al igual que nosotros, busca amigos, no para ser feliz, sino para hacerlos felices; no para ser mejor, sino para hacerlos mejores; no para estar bien, sino para darles bienestar; no para que lo bendigan, sino para bendecirlos (aunque nosotros también debemos bendecirlo a él, pero más que de palabra, con nuestros testimonio); no para que le den, sino para darles todo lo bello y hermoso que ha hecho para ellos; no para aprovecharse de ellos, sino para que ellos se aprovechen de su bondad.
Por tanto, el que es amigo de Dios no pierde, mas gana su favor, su gracia, su paz, su amor, Se amigo de Dios y no te arrepentirás, pues nadie a confiado en Dios y ha quedado defraudado (Mal 3, 8; Filp. 1, 20).
Mi amigo lector, se un fiel amigo de Jesús, el cual te dice hoy: “Yo estoy junto a la puerta y llamo: si oyes mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos” (Ap. 3, 20).
La paz comienza a ser realidad cuando existe la entrega de sí mismo a los demás
S.S. Juan Pablo II